Las cosas van muy rápido a nuestro alrededor, con sus pros y sus contras, pero esto ocurre ya de manera inevitable y al parecer empezamos a “pagar algunos peajes” por ello.
Los trastornos y patologías, asociadas a los usos de las nuevas tecnologías, ocupan cada vez más espacio en los medios de comunicación y las consultas de los profesionales sanitarios.
Quizás hayáis oído hablar del concepto “nomofobia”, que se refiere al “miedo a vivir desconectado de nuestro móvil”.
Cada día se escucha mas hablar de este término, que hace ya 5 años comenzó a tener una consideración científica.
Los estudios existentes tienen su origen en Inglaterra, Estados Unidos o la India, posiblemente no sean extrapolables actualmente a nuestro entorno, pero la penetración de los dispositivos móviles en nuestra actividad diaria y su presencia en cada vez más hogares, hace pensar que podemos llegar a sufrir las consecuencias que detallan estos estudios en otras sociedades.
Como consideración previa, los expertos destacan como principales factores que nos pueden hacer llegar a la nomofobia, el aburrimiento, la soledad y la inseguridad.
Os trasladamos algunas de la reflexiones que, sobre la nomofobia, hace el psicólogo de adolescentes Michael Carr-Gregg:
- Algunas personas tienen ataques de pánico cuando no están con sus teléfonos.
- Otros se ponen muy ansiosos y realizan todo tipo de esfuerzos para localizar el teléfono móvil. Tengo clientes que faltan a la escuela o a sus empleos de medio tiempo para buscar sus teléfonos cuando no pueden encontrarlos por la mañana.
- Ésta es la generación más tribal de jóvenes, los adolescentes quieren estar con sus amigos las 24 horas del día.]
- Esto reduce la cantidad de tiempo para reflexionar, algunos niños no pueden entretenerse por sí mismos.
- Encontramos que las personas que utilizan teléfonos móviles más de tres horas al día tienen un mayor riesgo de contraer nomofobia.
- La situación de estar sin batería trastorna más a los nomofóbico.
Llama especialmente la atención este comentario del Dr. Carr-Gregg:
“Muchos de mis pacientes se van a la cama con sus teléfonos móviles, al igual que solíamos llevar nuestro osito de peluche en los viejos tiempos”
Como veis el mundo de la tecnología y nuestros hábitos, influyen en nuestro descanso y otras rutinas diarias.
No deja de ser curioso que uno de los pacientes del Dr. Carr-Gregg, de hecho, utiliza una aplicación móvil para hacer frente a la ansiedad, se llama “iCounselor Anxiety”.
La pantalla de inicio de la aplicación muestra al usuario una escala para valorar su nivel de ansiedad del 1 a 10, donde 10 es “estás en pánico”. Después de elegir el nivel, se sugieren diez recomendaciones de actividades relajantes, seguidas de instrucciones para modificar los pensamientos del usuario, y así cambiar su estado de ánimo del pánico a la tranquilidad.
Al parecer a pesar de los problemas que puede ocasionarnos la adicción al uso de estas tecnologías, la solución puede encontrarse también en el “aparatito” que a algunos tanto trastorna.
Como consideración final, parece lógico que obligarse a pasar un periodo con el teléfono apagado, puede ayudar a aligerar el control que ejerce sobre nuestra vida cotidiana y retomarlo nosotros como procede.
Pese a su prevalencia, la nomofobia todavía no es una fobia calificada.
La nomofobia no está incluida en el (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) DSM todavía, pero es un problema que está por llegar y aplicar métodos científicos a su estudio y búsqueda de soluciones es un reto para los profesionales de la salud.
Fuentes: CNN Mexico y Estudio Indian Journal of Community Medicine
Artículo publicado por este autor originalmente para On/Off Spaldin.
Me encanta el post.
Muchas gracias por darnos a conocer uno de “los peligros” de las Redes Sociales y cómo hacerle frente. Aunque todavía no esté recogida en el DSM, tenemos que saber reconocerla y tratarla.
Un abrazo.
La verdad es que aún estamos acomodándonos al uso social y cotidiano de los dispositivos móviles.
No dan carnés para poder usarlos y requieren de formación para sacarles el mejor partido para cada individuo.
Justo hoy leí a José Luis Orihuela, decía: “esta digitalización nos lleva a los extremos. El abstemio que no quiere saber nada, el borracho fanatizado que no puede vivir sin ello. Él aboga por el catador, el que busca y usa de manera adecuada lo que necesita y le genera un bien”